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divendres, 4 de desembre del 2015

Entrevista con José Manuel Sánchez Vázquez autor de ‘Jazzcafé’ IX Premio Internacional de Novela Negra Ciudad de Carmona



¿Cuál fue la sensación al saberse ganador del  IX Premio Internacional de Novela Negra Ciudad de Carmona?
He de confesar que no fui nada original. Me colgué de una lámpara de lágrimas de cristal de Murano, di tres mortales hacia atrás y conseguí caer en el sofá, junto a mi chica. Y brindamos con tres botellas de champán helado. La sorpresa fue aún mayor porque, como ya es sabido, yo no concursé con consciencia porque no envié el manuscrito al certamen, fue Victoria, mi mujer. Poco después, vinieron las dudas. ¿Yo, seguro que yo?

Y hasta hoy, un mes y pico después, no he empezado a disfrutar de la situación. Ya me hago a la circunstancia.
¿Es preocupante la influencia cada vez mayor de los grupos de ultraderechas en España y Europa?
Muchísimo. Hoy, su presencia es una evidencia palmaria en los distintos niveles de gobierno en toda Europa, pero también, y es más preocupante, en lo social. La crisis económica colabora, es un hecho histórico recurrente. La de los treinta trajo los fascismos y ésta, a Le Pen y Amanecer Dorado como los más nombrados. Y los refugiados que huyen de Siria les enardecen aún más su espíritu brutal. Pero no son únicamente los que aparecen en titulares, hay muchos, una red que se multiplica. Y, para mí,  es igualmente grave una paliza de cuatro rapados a un homosexual que un ataque masivo a un campamento de rumanos o a la sede de una agrupación de ayuda a inmigrantes. En mi misma ciudad, una ciudad tranquila y, con frecuencia, rutinaria, monótona, se ha dado inicio al juicio oral, este mismo mes, por un ataque, que acabó en puñalada, de un grupo de tres neonazis a un hombre que pasaba por allí. Los subdelegados del gobierno de toda España repiten una y otra vez la misma consigna, siempre declaran cualquier ataque de ultraderecha como hecho aislado, y así, llevamos ya varios cientos de hechos aislados de esta índole. Se prodigan, no sé, será cierto aquello de que cuando la pobreza entra por la puerta… pero creo que hay algunos ingredientes más que expliquen esta emergencia y que se me escapan.

En todo caso, hay un elemento aún más alarmante. Antes de que empezase a imaginar esta novela, ya había casos de ataques de radicales de ultraderecha, especialmente relacionados con las hinchadas futboleras. Recuerdo a Aitor Zabaleta, por ejemplo.
Lo que quiero decir es que este fenómeno tiene presencia en Europa de modo recurrente, con más o menos éxito de seguimiento.

¿Por qué quiso crear un detective ex profesor de filosofía?
Realmente, no creo que fuese un acto de voluntad. Quiero decir que no estaba previsto desde el inicio. Surgió al hilo de la escritura. Salva tenía que tener una biografía y tiré por ahí. No digo nada nuevo si cuento que pensé en mí –la única concesión  que he hecho a mi biografía en la novela, lo prometo- y lo hice exprofesor de Filosofía. Aunque he pensado en ello después y, de hecho, ahora creo que no podía haber sido de otro modo. Verás… perdona si… ¿Te puedo tutear? Tú hazlo. No entiendo a quien escribe sobre lo que no conoce, lo que no ha pensado. Hay textos que han sido paridos así, que tratan sobre algo lejano y apestan a artificio sin valor ni peso literario. Pero, además, también creo que a un detective, a Salvatierra, le viene bien la actitud filosófica que yo defiendo, la de de dilapidar mitos, creencias sociales dañinas, mistificaciones, llamar necios a los necios y a los chalanes, chalanes. Lo mismo me estoy poniendo cansino, ¿no?

¿Es la obsesión por el culto al cuerpo el caldo de cultivo para cada vez más traficantes de sustancias dopantes?
Sin duda. Aunque, con esto, no afirmo que todo aquel que frecuente un gimnasio se meta sustancias raritas. Pero tengo conocimiento de ese mundo, a partir de la documentación que he consultado para la novela, y puedo asegurar que el nivel de consumo de esteroides y anabolizantes es muy elevado. Y en mujeres y hombres por igual.

¿Cómo ha sido el proceso de documentación de la estructura de los grupos neonazis?
Desde algo más de una década recopilo noticias sobre cualquier tipo de acción de ultraderecha en Europa, sea por un ataque violento o por un concierto o cualquier otro asunto. Por otra parte, he recurrido textos especializados sobre el asunto, especialmente sobre la presencia de la ultra en España. Los crímenes del odio, de Esteban Ibarra, o El diario de un skin, un extenso y buen reportaje periodístico de Antonio Salas, supusieron un primer paso para reclamar la atención de los españoles sobre este tema y mostrarnos, con rigor y pruebas, que son redes organizadas y muy jerarquizadas. Por otra parte, consulto con mucha frecuencia el Informe Raxen, del servicio de noticias de Movimiento contra la Intolerancia.

Puesto que hay de todos los territorios ¿Podríamos decir que hay una novela negra andaluza?
Yo prefiero pensar que hay escritores andaluces de novela negra. Y esto porque no sabría caracterizar la novela negra andaluza, si existiese y la tuviese ante mí. ¿Sería un cúmulo de tópicos sobre esta tierra, de esos que, creo, poco a poco, nos vamos quitando de encima? No sé. Pero escritores de novela negra, sí que los hay aquí, y con calidad. Incluso se acuñó hace poco la expresión Andalucía Connection para referirse a los escritores andaluces de este género. Javier Manzano, Francisco José Jurado, paisano mío y creador de Benegas, un investigador que me parece muy bien definido, Alfonso Salazar, Carmen Moreno, Alejandro Pedregosa y muchos más. Pero este fenómeno viene rodando desde tiempo atrás. En la edición de la semana Negra de Gijón de 2010, llamó la atención el número de escritores andaluces que participaron, nueve, algo menos de la mitad de todos los novelistas asistentes.

Por otra parte, en 2013, el Centro Andaluz de la Letras organizó un ciclo en torno al género negro que tuvo una duración inédita en España. Nada menos que durante un mes, se celebraron encuentros, mesas redondas y presentaciones de títulos nuevos de este género.
Además, este año, la Fundación Caja Granada ha celebrado la I edición de Granada Noir, en la que siete autores andaluces se han encargado de la presentación de títulos y la reflexión sobre la situación del género.
En fin, sí, creo que sí, que la novela negra tiene vida en Andalucía.

¿Cree que están suficientemente vigilados los gimnasios de lucha para que no se conviertan en caldo de cultivo de violencia gratuita?
No sé, la verdad. No suelo frecuentar a personas que se dediquen a ese tipo de borricadas deportivas. En todo caso, no creo que sea ese ámbito el único nido de la víbora. Recuerda que durante mucho tiempo se hicieron fuertes en las hinchadas de fútbol. Cuando apareció Diario de un skin, se esforzaron en salir de plano, y ahora vuelven con fuerza.

En la novela hace un homenaje a los clásicos del Género como Pepe Carvalho…
Por supuesto, porque de bien nacidos… Los clásicos me llevaron de la mano hasta enamorarme del género. Desde los americanos más grandes, Hammett o Chandler, hasta mi admirado Vázquez Montalbán, el de género negro o el de novela en general. Pero las alusiones a Carvalho han tenido intención de juego literario. Me explicaré. Salvatierra es una ficción, un personaje literario, pero él no lo sabe, el es real para sí y para el resto de los personajes literarios. Todos están en ese otro plano, el de la ficción. Por tanto, Carvalho y Salvatierra – y Marlowe y Petra Delicado y Benegas y así-, viven un mismo mundo. Cuando Salvatierra o José Luis, el propietario del Jazz Café, aluden a Carvalho, lo hacen con consciencia de estar hablando de un tipo de carne y hueso, de los mismos carne y hueso que ellos, los literarios.

¿Qué próximos proyectos prepara a partir de ahora?
Ahora estoy atascado por exceso de proyectos. Tengo por acabar dos cuentos, un género que me apasiona por la agilidad con que puede vehicular un par de ideas. Sobre Salvatierra, nunca pensé en un plan larguísimo –la verdad es que nunca hago proyectos de larguísima vida en nada-, aunque, desde hace tiempo, incluso antes de echar el vistazo último a Jazz Café y decidir que ahí se quedaba, ya esbozaba un par de ideas que se van perfilando. Si salen, perfecto, pero será sin ánimo sumar vagones a ningún tren ni de contar entregas. Y además de esto, el proyecto de amor-odio que me acompaña hace ya unos años y que ya pesa noventa páginas. En fin, a saber qué será de todo esto.

Xavier Borrell

Jazzcafé
J. Sánchez Vázquez
Editorial Almuzara
Publicación: 13/11/2015
Páginas: 480
Tamaño: 14,50 x 22,00 cm
Encuadernación: rústica con solapas
ISBN: 9788416392261
Colección: Tapa negra
PVP: 17,95 €


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