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dimecres, 4 d’abril del 2018

'Que de lejos parecen moscas' - Kike Ferrari


Al igual que las grandes bandas de Rock de la historia, aquellas que sus primeros trabajos fueron editados en pequeñas discográficas que apostaron por ellas hasta dar el paso a una major, la novela de Kike Ferrari (Buenos Aires, 1972) tuvo la misma carrera que esos seminales discos. Que de lejos parecen moscas se editó originalmente en Amargord hace cinco años tras recibir el Premio Memorial Silverio Cañada en la Semana Negra de Gijón un año antes, y es ahora cuando la todopoderosa Alfaguara, en su colección Negra, reedita la novela de Ferrari.

Una cita del periodista y escritor argentino Rodolfo Walsh (Lamarque, 9 de enero de 1927 - desaparecido por la última dictadura argentina en Buenos Aires, 25 de marzo de 1977) es el directo preludio a lo que encontraremos en las duras y reales líneas de esta novela.

Si alguien quiere leer este libro como una simple novela policial, es cosa suya, advierte Walsh antes de adentrarnos no solo en el horror que vive el protagonista del libro, si no comprobar que lo advertido en esa críptica línea tiene su razón de ser.

 El señor Machi es el perfecto reflejo del éxito. Es dueño de un pequeño imperio en su país, hizo su fortuna bajo la dictadura militar y más tarde la afianzó bajo los dos primeros gobiernos de la democracia casándose con una mujer de doble apellido, hija de un terrateniente. Vive rodeado de lujo: un coche de 200.000 dólares, 300 corbatas en el armario, diez millones de dólares en el banco, cocaína, mujeres más jóvenes que obedecen todos sus caprichos, todas ellas profesionales del sexo, pastillas azules, y una casa en un barrio residencial. Pero su mundo está a punto de verse agitado por un simple pinchazo en una de las ruedas de su BMW mientras cruza como un rayo negro la Panamericana. Tres clavos miguelito sobresalen de la goma. No los veía desde la huelga de los tejedores en la fábrica allá por el año 74 o 75. Los huelguistas tiraban clavos para que no pudieran salir de la fábrica. El recuerdo despierta en su interior la paranoia. De la guantera saca su Glock .45 que le regaló el Loco Wilkinson. Con el arma en la mano y mirando de un lado a otro de la carretera se dirige al maletero para buscar el cargador. Al abrirlo encuentra un cadáver ensangrentado con la cabeza destrozada. No sabe quién es, ni sabe quién pudo ponerlo ahí, ni qué hacer con él.

Aquí empieza la verdadera historia de Que de lejos parecen moscas.

Durante poco más de 180 páginas viviremos en primera persona el horror que siente alguien que sabe que todo aquello que hizo en su vida estuvo mal y que todo aquel a quien se lo hizo se convierte en un potencial enemigo que quiere verle hundirse.

 Desde el novio de su hijo gay, hasta su propio guardaespaldas. Desde su mujer, hasta sus amantes. Desde algún político en nómina, hasta un trabajador injustamente despedido de uno de sus locales nocturnos. Todos puedes ser, por uno u otra razón, artífices del mal sueño.       
    
Tras ese encuentro necrológico, el señor Machi intenta salir airoso del trance como siempre ha hecho. Machi es un hombre seguro de sí mismo, tanto por su poder como por su dinero, al que no le tiembla el pulso en el momento de hacer favores, sabe, como los buenos mafiosos, que favor hecho, favor debido, y ahora es el momento de ello.

Como si de una road movie se tratase, que bien podría firmar el mismísimo Tarantino, vemos los avatares por los que el protagonista pasa, y conocemos a los presuntos asesinos en una serie de flashbacks en donde conocemos no solo a los posibles autores de la muerte del desconocido, si no que se nos explica los motivos que les indujeron a ello.

Dice Ferrari, apellido que le viene como anillo al dedo a la novela, esta no solo se lee como un rayo, si no que avanza al a velocidad de uno de los coches de la marca italiana, en una entrevista, que “como lector creo odiaría el final de su novela”, algo de lo que no estamos del todo de acuerdo con él, al contrario, nos encanta ese final en dónde no hay final.
               
Con una estructura narrativa fragmentada, un lenguaje coloquial, parece que así habla el propio Ferrari, capítulos cortos, y pocas explicaciones externas, el autor ahonda más en los personajes que en lo que les rodea, Que de lejos parecen moscas es una muy buena novela negra alejada del tópico de estas, aquí no hay detective atormentado que aclare el caso, ni mujer fatal que ayude a este, ni capítulos inacabables en donde leemos el pasado del muerto, del detective o de la rubia fatal. Aquí hay un único protagonista: Luis Machi y él debe resolver su problema. Para saber si lo consigue o no deberemos leer esta interesante y atractiva novela.
               
SALVA G.

Título: Que de lejos parecen moscas
Autor: Kike Ferrari
Editorial: Alfaguara
Edición: 1ª edición, enero de 2018
Número de páginas: 183 pp.
I.S.B.N.978-84-204-3193-2

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